Sentimientos encontrados, indignación, sed de justicia y duelo es lo que ha vivido la sociedad dominicana en las últimas horas con el hallazgo de los cadáveres de tres jovencitas, una de 16 y dos de 18 años, que fueron asesinadas en comunidades y episodios diferentes. Esto fue entre la tarde y la noche del jueves y primeras horas de la mañana del viernes. Como si la desesperación por la desaparición de Emely Peguero Polanco, de 16 años, hubiera parecido poco, mientras su cuerpo era buscado por todos los rincones de Cenoví y otras comunidades de la provincia Duarte, otra mala noticia sorprendió a los dominicanos.
En unos matorrales en El Can de Sierra Prieta, Fantino, provincia Sánchez Ramírez, fue encontrado un cadáver en llamas. Era el de la jovencita Dioskairy Gómez de 18 años, quien salió en horas de la mañana del jueves para la Universidad Tecnológica del Cibao Oriental, y en el trayecto uno o más desaprensivos se encargaron de troncarle su sueño de ser sicóloga y vilmente la asesinaron. En el principio hubo conjeturas y se creía que se trataja de Emely, porque en los medios de comunicación no se sabía de la desaparición de Dioskairy.
El cadáver fue llevado al Inacif y posteriormente trasladado a su humilde vivienda en la comunidad de Rincón en La Vega, donde los moradores claman justicia y velan sus restos. La búsqueda del cadáver de Emely continuó y pasadas las 10:00 de la noche fue hallado dentro de una maleta en una finca de la comunidad La Guama, en Cayetano Germosén, en Espaillat, y aunque con ello se cierra el capítulo de la incertidumbre de saber dónde estaba el cuerpo de la adolescente, sigue la sed de justicia y sus familiares piden que además de Marlon y su madre Marlin Martínez, sean procesados sus cómplices.
Llegó la mañana del viernes y mientras se le daba seguimiento a estos asesinatos, otra mala noticia, un nuevo feminicidio. Este corresponde a la jovencita Rosalinda Yan Pérez, cuyo cuerpo fue hallado amordazado y enterrado en una casa en construcción en la comunidad de Nigua en San Cristóbal. Por este hecho hay dos detenidos: Julio César Luis García (Ángel), de 30 años, y Francisco Javier Peña, de 38, expareja de la víctima. García habría admitido que ayudó a Peña a amordazarla.