Una trabajadora social dominicana en la Administración de Recursos Humanos de Nueva York (HRA) está demandando por una suma millonaria no especificada a la aerolínea estadounidense Delta Airlines, cuyo personal supuestamente la sacó por la fuerza de un avión que abordaba en agosto de 2016 y la encerró ilegalmente en una habitación. Nerys Grullón, de 45 años y quien reside en Brooklyn, relató en la oficina de su abogado James Brauchle, que vivió un infierno porque la aerolínea la mantuvo bajo un trato irrespetuoso, con brutalidad y sometida a amenazas y presiones en el cubículo de la terminal de la citada terminal área del Este de la República Dominicana.
Grullón cuenta que la situación comenzó cuando pidió que su madre fuera transportada, como se estila con todos los envejecientes y personas con alguna discapacidad, en silla de ruedas desde el área de abordaje a la nave, pero que le respondieron de manera hostil y grosera.
Afirma que enfrentó a parte del personal de Delta a los que les dijo “palabritas” no muy agradables en inglés y español.
Asegura que luego de que fue llevada a la fuerza al cubículo de interrogatorios, un empleado de Delta la amenazó con que ella sería sexualmente violada en una cárcel local, donde la llevarían por supuesta perturbación.
Grullón reclama que sufrió encarcelamiento injusto, difamación y la imposición intencional de angustia emocional, de acuerdo con su demanda presentada el jueves de la semana pasada en la corte federal de Brooklyn.
“Ella ahora está aterrorizada de la República Dominicana. Ella no ha ido de vuelta, no va a volver. Ese es su lugar de nacimiento, dijo su abogado.
En agosto de 2016, Grullón y miembros de su familia llegaron al aeropuerto de Punta Cana. Se habían pasado la última semana con familiares en la República Dominicana.
Según la Grullón, su madre tuvo que caminar hasta la puerta del avión, lo que ocasionó que las dos quedaran entre los últimos viajeros a bordo.
Según la demandante, las bolsas de otros pasajeros tomaron el espacio de ella y un asistente de vuelo comenzó a gritarle grosería y que tendría que comprobar sus paquetes.
El asistente volvió con un compañero de trabajo que exigió a Grullón que no había otra historia que contar (versión de los hechos), sólo que ella dijo que aseguró sus bolsas.
Asegura que la operadora le dijo que sería expulsada de la aeronave y que un agente que estaba en la puerta llegó y presuntamente la sostuvo a la fuerza por un brazo, halándola al pasillo y sacándola fuera de la aeronave.
Agrega que el empleado de Delta la maldijo en español supuestamente delante de los demás pasajeros y la tripulación.
Algunos familiares de Grullón trataron de seguirla, pero los empleados de Delta los amenazaron con que iban a ser detenidos, según la demanda.
Mientras tanto, Grullón dijo que el mismo agente de la puerta y dos de seguridad del aeropuerto, todos hombres, la llevaron a una habitación privada.
Al parecer, comentaron sobre su apariencia física y dijeron que la cárcel local era un lugar desagradable. Uno de ellos le dijo a Grullón que seguramente sería violada y destrozada, mientras estuviera en la prisión, según la demanda.
La amenazó con ser encarcelada hasta por tres años por haber maldecido y amenazado a uno de los asistentes de vuelo y causar una perturbación en el avión.
El agente se rió mientras ella lloraba, dice la demanda de Grullón.
Llamaron a un fiscal que se presentó, pero dudaba de que contra Grullón se hubiese cometido algún delito, según la demandante.
La aerolínea insistió en que Grullón firmara un papel de liberación o de lo contrario convencerían al fiscal de que ella había violado las leyes en realidad.
El abogado Brauchle dijo que la liberación legal no se sostiene porque Grullón firmó bajo presión.
Grullón dijo que permaneció seis horas encerrada en la habitación. El jurista explica que la querellante encontró una habitación de hotel y tomó otro vuelo a Nueva York al día siguiente en Jet Blue.
La demanda de Grullón alega que “perdió tiempo de trabajo, experimentó y continúa experimentando vergüenza, humillación y angustia mental y física”.
Grullón cuenta que la situación comenzó cuando pidió que su madre fuera transportada, como se estila con todos los envejecientes y personas con alguna discapacidad, en silla de ruedas desde el área de abordaje a la nave, pero que le respondieron de manera hostil y grosera.
Afirma que enfrentó a parte del personal de Delta a los que les dijo “palabritas” no muy agradables en inglés y español.
Asegura que luego de que fue llevada a la fuerza al cubículo de interrogatorios, un empleado de Delta la amenazó con que ella sería sexualmente violada en una cárcel local, donde la llevarían por supuesta perturbación.
Grullón reclama que sufrió encarcelamiento injusto, difamación y la imposición intencional de angustia emocional, de acuerdo con su demanda presentada el jueves de la semana pasada en la corte federal de Brooklyn.
“Ella ahora está aterrorizada de la República Dominicana. Ella no ha ido de vuelta, no va a volver. Ese es su lugar de nacimiento, dijo su abogado.
En agosto de 2016, Grullón y miembros de su familia llegaron al aeropuerto de Punta Cana. Se habían pasado la última semana con familiares en la República Dominicana.
Según la Grullón, su madre tuvo que caminar hasta la puerta del avión, lo que ocasionó que las dos quedaran entre los últimos viajeros a bordo.
Según la demandante, las bolsas de otros pasajeros tomaron el espacio de ella y un asistente de vuelo comenzó a gritarle grosería y que tendría que comprobar sus paquetes.
El asistente volvió con un compañero de trabajo que exigió a Grullón que no había otra historia que contar (versión de los hechos), sólo que ella dijo que aseguró sus bolsas.
Asegura que la operadora le dijo que sería expulsada de la aeronave y que un agente que estaba en la puerta llegó y presuntamente la sostuvo a la fuerza por un brazo, halándola al pasillo y sacándola fuera de la aeronave.
Agrega que el empleado de Delta la maldijo en español supuestamente delante de los demás pasajeros y la tripulación.
Algunos familiares de Grullón trataron de seguirla, pero los empleados de Delta los amenazaron con que iban a ser detenidos, según la demanda.
Mientras tanto, Grullón dijo que el mismo agente de la puerta y dos de seguridad del aeropuerto, todos hombres, la llevaron a una habitación privada.
Al parecer, comentaron sobre su apariencia física y dijeron que la cárcel local era un lugar desagradable. Uno de ellos le dijo a Grullón que seguramente sería violada y destrozada, mientras estuviera en la prisión, según la demanda.
La amenazó con ser encarcelada hasta por tres años por haber maldecido y amenazado a uno de los asistentes de vuelo y causar una perturbación en el avión.
El agente se rió mientras ella lloraba, dice la demanda de Grullón.
Llamaron a un fiscal que se presentó, pero dudaba de que contra Grullón se hubiese cometido algún delito, según la demandante.
La aerolínea insistió en que Grullón firmara un papel de liberación o de lo contrario convencerían al fiscal de que ella había violado las leyes en realidad.
El abogado Brauchle dijo que la liberación legal no se sostiene porque Grullón firmó bajo presión.
Grullón dijo que permaneció seis horas encerrada en la habitación. El jurista explica que la querellante encontró una habitación de hotel y tomó otro vuelo a Nueva York al día siguiente en Jet Blue.
La demanda de Grullón alega que “perdió tiempo de trabajo, experimentó y continúa experimentando vergüenza, humillación y angustia mental y física”.