Los deslizamientos de tierra en este municipio de Samaná, producto de las lluvias, han destruido decenas de viviendas y amenazan con seguir destruyendo a otras edificaciones. En los sectores Altamira y La Torre varias viviendas están a punto de desplomarse, con el agravante de que sus ocupantes permanecen en ellas, porque no tienen otro lugar a dónde ir.
“Estamos desamparados. Aquí no ha venido nadie a socorrernos y uno no tienen a donde irse”, lamenta Rosaura Sosa, cuya vivienda presenta grandes grietas en el piso y la pared central se despegó de la viga de amarre, por lo que teme que se desplome en cualquier momento.
La señora comparte la casa con su madre y sus dos hijos de 15 y 7 años. Al lado de la vivienda de Rosaura se ven los pedazos de cemento en que quedó convertida la casa de Wanda Faña Paredes, que se desplomó totalmente hace una semana.
El deslizamiento empezó por sacarle tierra por debajo del piso y luego, en horas de la madrugada, se escuchó el sonido de las paredes rompiéndose por lo que pudo, con la ayuda de los vecinos, salir y sacar a sus hijos a tiempo. En el sector se cuentan unas nueve casas destruidas y otras 16 agrietadas.
El panorama no es distinto en el barrio La Torre. Unas 15 viviendas están a punto del derrumbarse debido a que sus pisos y paredes empezaron a ceder. “Uno teme que el rancho le caiga encima en cualquier momento, pero para dónde se va”, comenta Antonio Valentín, otro de los afectados. Todos se quejan de que nadie ha ido a auxiliarlos.
“Estamos desamparados. Aquí no ha venido nadie a socorrernos y uno no tienen a donde irse”, lamenta Rosaura Sosa, cuya vivienda presenta grandes grietas en el piso y la pared central se despegó de la viga de amarre, por lo que teme que se desplome en cualquier momento.
La señora comparte la casa con su madre y sus dos hijos de 15 y 7 años. Al lado de la vivienda de Rosaura se ven los pedazos de cemento en que quedó convertida la casa de Wanda Faña Paredes, que se desplomó totalmente hace una semana.
El deslizamiento empezó por sacarle tierra por debajo del piso y luego, en horas de la madrugada, se escuchó el sonido de las paredes rompiéndose por lo que pudo, con la ayuda de los vecinos, salir y sacar a sus hijos a tiempo. En el sector se cuentan unas nueve casas destruidas y otras 16 agrietadas.
El panorama no es distinto en el barrio La Torre. Unas 15 viviendas están a punto del derrumbarse debido a que sus pisos y paredes empezaron a ceder. “Uno teme que el rancho le caiga encima en cualquier momento, pero para dónde se va”, comenta Antonio Valentín, otro de los afectados. Todos se quejan de que nadie ha ido a auxiliarlos.
Los políticos se quedaron con apartamentos.
También recuerdan que hace unos años el lugar fue censado para reubicarlos en unos apartamentos que se construyeron en una zona más segura, pero que los políticos de la zona se quedaron con ellos y ahora están vacíos esperando alquiler, mientras ellos piden a Dios no morir aplastados por el lodo.