Una imagen que refleja la desesperación de dos menores refugiados en la frontera greco-macedonia ha sido elegida por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) foto del año 2015. La instantánea, realizada por el macedonio Georgi Licovski, fotógrafo de la Agencia Europea de Prensa Gráfica (EPA) el 21 de agosto de 2015, muestra a un niño y una niña cogidos de la mano, llorando desconsoladamente, separados de sus padres y atrapados entre efectivos de la guardia fronteriza y una multitud de personas tratando de abrirse paso.
"Sus caras, cada poro de su cuerpo, reflejan la pura desesperación de estos dos niños", declaró Daniela Schadt, esposa del presidente alemán, Joachim Gauck, durante la presentación en Berlín de la foto premiada por Unicef, fondo que amadrina.
Licovski "capta como una lupa en su imagen la desesperación de los niños que huyen" y su foto inmortaliza tanto "el dilema" como "la responsabilidad de Europa", agregó.
El propio fotógrafo reconoció que no es fácil tomar imágenes de personas que han perdido sus hogares.
Al principio sólo ocasionalmente había refugiados que cruzaban la frontera, pero cada día eran más y más, recordó.
En una ocasión, una niña fue separada de su madre en la puerta de un tren cuando una multitud de entre dos mil y tres mil personas intentaron acceder al convoy de sólo 300 plazas, explicó el fotoperiodista, quien aseguró que todavía hoy le vienen a la mente esas escenas.
Para Peter-Matthias Gaede, miembro de la junta directiva de Unicef, las imágenes de los refugiados y en especial la fotografía del cuerpo sin vida del niño sirio Aylan en la orilla de una playa en Turquía han abierto un debate ético en torno a los límites del periodismo.
"Necesitamos imágenes, también cuando estas imágenes en ocasiones puedan hacer mucho daño", afirmó Gaede, quien agregó que las fotografías ilustran el sufrimiento y extraen de unas simples estadísticas a "niños que tiene que ser valientes y que ya han perdido tanto".
En segundo lugar quedó el reportaje fotográfico para el diario "Aftonbladet" del sueco Magnus Wennman, que muestra a niños exhaustos durmiendo en bosques, estaciones de tren y viejos colchones en su camino de Siria a Europa.
El tercer premio recayó en la fotógrafa estadounidense Heidi Levine y su imagen para la agencia Sipa Press de un niño palestino de cinco años con una cicatriz en la barriga después de que se le tuviera que extirpar el hígado tras un bombardeo junto a su padre, que perdió parte de un brazo en la guerra en la Franja de Gaza.
Según el presidente del jurado independiente, Klaus Honnef, "los fotógrafos del concurso documentan de forma intensa lo que las personas se hacen mutuamente y lo que les hacen a sus hijos".
"Pero con su arte, su capacidad de observación y su empatía ofrecen también un testimonio del valor, la esperanza y la voluntad de afirmación de los niños, más allá de los clichés del negocio periodístico", agregó.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que alrededor de 60 millones de personas se han visto obligadas en todo el mundo a abandonar sus hogares.
Según Unicef, el 25 % de los 730 mil refugiados que entre enero y noviembre de 2015 trataron de llegar a la Unión Europa (UE) a través de la ruta de los Balcanes eran niños o jóvenes.
"Sus caras, cada poro de su cuerpo, reflejan la pura desesperación de estos dos niños", declaró Daniela Schadt, esposa del presidente alemán, Joachim Gauck, durante la presentación en Berlín de la foto premiada por Unicef, fondo que amadrina.
Licovski "capta como una lupa en su imagen la desesperación de los niños que huyen" y su foto inmortaliza tanto "el dilema" como "la responsabilidad de Europa", agregó.
El propio fotógrafo reconoció que no es fácil tomar imágenes de personas que han perdido sus hogares.
Al principio sólo ocasionalmente había refugiados que cruzaban la frontera, pero cada día eran más y más, recordó.
En una ocasión, una niña fue separada de su madre en la puerta de un tren cuando una multitud de entre dos mil y tres mil personas intentaron acceder al convoy de sólo 300 plazas, explicó el fotoperiodista, quien aseguró que todavía hoy le vienen a la mente esas escenas.
Para Peter-Matthias Gaede, miembro de la junta directiva de Unicef, las imágenes de los refugiados y en especial la fotografía del cuerpo sin vida del niño sirio Aylan en la orilla de una playa en Turquía han abierto un debate ético en torno a los límites del periodismo.
"Necesitamos imágenes, también cuando estas imágenes en ocasiones puedan hacer mucho daño", afirmó Gaede, quien agregó que las fotografías ilustran el sufrimiento y extraen de unas simples estadísticas a "niños que tiene que ser valientes y que ya han perdido tanto".
En segundo lugar quedó el reportaje fotográfico para el diario "Aftonbladet" del sueco Magnus Wennman, que muestra a niños exhaustos durmiendo en bosques, estaciones de tren y viejos colchones en su camino de Siria a Europa.
El tercer premio recayó en la fotógrafa estadounidense Heidi Levine y su imagen para la agencia Sipa Press de un niño palestino de cinco años con una cicatriz en la barriga después de que se le tuviera que extirpar el hígado tras un bombardeo junto a su padre, que perdió parte de un brazo en la guerra en la Franja de Gaza.
Según el presidente del jurado independiente, Klaus Honnef, "los fotógrafos del concurso documentan de forma intensa lo que las personas se hacen mutuamente y lo que les hacen a sus hijos".
"Pero con su arte, su capacidad de observación y su empatía ofrecen también un testimonio del valor, la esperanza y la voluntad de afirmación de los niños, más allá de los clichés del negocio periodístico", agregó.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) estima que alrededor de 60 millones de personas se han visto obligadas en todo el mundo a abandonar sus hogares.
Según Unicef, el 25 % de los 730 mil refugiados que entre enero y noviembre de 2015 trataron de llegar a la Unión Europa (UE) a través de la ruta de los Balcanes eran niños o jóvenes.