Al menos 79 personas murieron por el descarrilamiento de un
tren de alta velocidad cerca de Santiago de Compostela, en el noroeste de
España, en uno de los peores desastres ferroviarios de ese país. "Las tareas de rescate continúan todavía, quedan dos vagones por mover y
crucemos los dedos para que el número de víctimas no aumente y [para que] los
heridos -que son muchos y están siendo atendidos en hospitales de Galicia-
mejoren", dijo Alfonso Rueda, vicepresidente de la Junta de Galicia, a la Cadena
SER.
En el lugar del accidente, en la localidad de Angrois, los operarios siguen trabajando para retirar los vagones que aún permanecían en el lugar del siniestro, convertidos en un amasijo de hierros. Dos enormes grúas sacaron dos vagones para que sean inspeccionados por la Policía judicial. Sobre las vías aún pueden verse mantas y efectos personales de los viajeros. El descarrilamiento se produjo a las 20.41 de ayer, cuando el tren se salió de la vía cerca de la estación de Santiago.
La capital gallega, destino de peregrinos de todo el mundo que recorren el
tradicional Camino de Santiago, suspendió las celebraciones por la festividad de
su patrono, incluida la tradicional misa en la catedral. "El 24 de julio ya no será la víspera de una jornada de celebración, sino la
conmemoración de nuestros días más tristes", dijo el presidente gallego, Alberto
Núñez Feijóo, en una comparecencia institucional, en la que elogió a los
ciudadanos que se lanzaron a las vías del tren para socorrer a los heridos. El presidente español, Mariano Rajoy, oriundo de
Santiago de Compostela, y la ministra de Fomento, Ana Pastor, visitaron hoy el lugar del siniestro y los
hospitales donde están ingresados los heridos.