Miami Heat se coronó campeón de la NBA por segundo año
consecutivo gracias a una trabajada victoria sobre los San Antonio
Spurs en el séptimo y definitivo partido de las Finales de 2013. El
conjunto texano estuvo a la altura de un partido decisivo y plantó cara hasta
que no tuvo más remedio que rendirse ante la evidencia y dejar correr los
segundos en el crono. Mientras los jugadores de los Heat celebraban en la
cancha, los jugadores de los Spurs marcharon cabizbajos hacia el vestuario,
aunque precisamente tenían motivos para hacerlo con la mirada bien alta debido a
las maravillosas Finales que han ofrecido a los fans de la Liga.
LeBron James recibió el galardón de MVP de las Finales
después de una puesta en escena sublime en el partido por el título. El alero de
los Heat se fue hasta los 37 puntos, 12 rebotes y 4 asistencias, firmando una
serie de 5/10 en triples que pasará a la posteridad… por detrás de la de un
Shane Battier que puso su sello a 18 puntos y un 6/8 en tiros
de tres puntos. si a esto le sumamos los 23 puntos y 10 rebotes de
Dwyane Wade, poco más pudieron hacer unos Spurs que
desperdiciaron demasiadas posesiones en los minutos finales, pese a aferrarse
con todas sus fuerzas a sus últimas opciones de llevarse el choque.
San Antonio estuvo en la batalla prácticamente todo el partido, liderado por
un Tim Duncan nuevamente providencial, que se marchó hasta los
24 puntos, 12 rebotes y 4 robos de balón, pero que no pudo evitar la derrota de
su equipo. Junto a él brilló un impresionante Kawhi Leonard,
que acabó con 19 puntos y 19 rebotes, pero el conjunto texano echó en falta a un
Tony Parker (10 puntos, 4 asistencias y 3/12 en tiros de campo)
demasiado intermitente y a un Manu Ginobili que se fue
diluyendo en los minutos claves, pese a sus 18 puntos y 5 asistencias.
Resistencia insuficiente ante unos Heat crecidos en casa y que cumplieron con la
misión marcada a principio de temporada: materializar un ansiado
back-to-back.