Los integrantes de la red de trata de niños haitianos que desmantelaron las
autoridades en Los Alcarrizos golpeaban salvajemente a los menores cuando
llegaban a la casa sin dinero, tras ser obligados a pedir en diferentes
intersecciones de la Capital, en muchos casos días completos sin comer nada. La banda mantenía un régimen de terror sobre los más de 58 menores
rescatados, tanto así, que a pesar de las golpizas, de que sólo recibían 100
pesos para resolverse todo en un día, del maltrato psicológico y las vicisitudes
que pasaban, siempre volvían al “infierno”: su hogar.
La mayor parte de lo recaudado por esos niños pedigüeños va directamente al
bolsillo de los explotadores, “quienes castigan de forma inhumana a sus
víctimas, cuando no cumplen la cuota diaria establecida por sus verdugos”,
asegura el procurador Francisco Domínguez Brito.
Sí, pero no...
Y es que a pesar de que las autoridades realizaron 22 allanamientos
simultáneos en Los Alcarrizos, donde fueron apresadas 20 personas, aún quedan
remanentes de la organización criminal operando. Tal es el caso de una niña haitiana de 13 años y su hermanito de 8, quienes
ayer mendigaban, de manera obligatoria, en la intersección de las avenidas Núñez
de Cáceres con Rómulo Betancourt. “Mi prima me obliga a pedir todos los días, aunque yo no quiera tengo que
venir pa’ llevarle el dinero que ella me pide. Y ya vete, vete, que me están
mirando y después me van a dar”, dijo la menor visiblemente aterrorizada,
mientras se alejaba rápidamente de los reporteros de EL DÍA. La niña, también
residente en Los Alcarrizos, narró que sus padres la dejaron viviendo en el país
con su prima de 20 años hace ya algún tiempo y desde ese entonces ella la obliga
pedir en jornadas que duran hasta más de 17 horas.
La menor y su hermanito también han sido maltratados en varias ocasiones por
sus verdugos. No obstante, se ha notado una disminución de los niños pedigüeños en la
mayoría de las intersecciones en donde tradicionalmente se ubican.
Medidas
Ayer el Tribunal de Atención Permanente del Distrito Nacional conoció el
caso de dos de los principales cabecillas de la red criminal. Gary Joseph fue enviado a La Victoria por tres meses como medida de
coerción y a su esposa Roselette Luis le impuso el pago de una garantía
económica de un millón de pesos, ya que la imputada está lactando. “Ellos (niños pedigüeños) no van a la escuela, porque salen a pedir a las
calles, unos limpian zapatos y otros van al mercado a vender. Mi tía (Roselette
) les da 100 pesos para que compren comida y paguen carros... Cuando ellos no
llevan dinero mi tía les daba golpe”, dijo la hija de Joseph, quien fue testigo
de todos los abusos cometidos con los menor de edad.
Mano dura
En ese sentido, Domínguez Brito reiteró que no permitirán que menores estén
mendigando en las calles del país, víctimas de organizaciones criminales. “No solamente son mafias con estructuras criminales que obligan a esos
menores de edad a pedir dinero en las calles, sino que también hay padres que
hacen lo mismo”, aseguró el funcionario. Mientras las autoridades intentan reintegrar a esos niños a una vida normal,
el “infierno” vivido por ellos será muy difícil de borrar.
Menores serán evaluados
La consultora jurídica del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia
(Conani), Aly Peña, manifestó que aunque los menores rescatados están en buen
estado de salud, serán evaluados para detectar si se cometió cualquier abuso
sexual contra ellos. Indicó que al menos 23 niños fueron entregados a familiares, quienes fueron
contactados durante los nueve meses que duró la investigación para desmantelar
la red criminal. Dijo que el resto de los menores está recibiendo la atención
necesaria.