Una niña de ocho años, quien nació sin sus dos brazos se ha convertido en el
motor de su familia y amigos, por su particular dinamismo frente a su
discapacidad.
Conocer a Baeily Crismel Herrera Tejeda
transforma la manera de ver la vida, su nacimiento fue un acontecimiento, a tal
punto que los médicos se negaban a presentársela a su madre.
Ver un ser humano sin sus extremidades normales
impacta a más de uno.
Sin sus manos, la niña escribe y es lo que ha le
permitido avanzar en su aprendizaje, todas las mañanas asiste a su colegio.
Por su condición ha sido becada, hasta que su
madre se estabilice económicamente. La chispa que impregna este ser especial
enorgullece a las personas que la conocen. Su hermana Arianny Herrera Tejeda de
doce años la define como un ángel.
La enfermedad congénita de Baeily es conocida
desde la década del 62 como focomelia y afecta a uno de cada 20 mil nacidos.
La niña disfruta como cualquier niño de ocho
años, manipula juegos electrónicos en un móvil, come sin ayuda y baila como el
que más. Y tiene la ilusión de llegar a la universidad.
Baeily vive junto a su madre, hermana y una amiga
en el sector Villa Olímpica de Santo Domingo Este, con limitaciones económicas
por cuyo motivo la ayuda de instituciones que trabajen con discapacitado es
necesaria.